Cuarta novela de El quinteto de la frágil memoria,
novelas de Jorge Eliécer Pardo.
El pianista que llegó de Hamburgo; La baronesa del circo Atayde; Trashumantes de la guerra perdida.
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Sinopsis:
Dos
adolescentes salen a las calles céntricas de Bogotá, en medio de los incendios del
9 de abril de 1948, en busca de su padre. Acaban de matar al líder liberal
Jorge Eliécer Gaitán. Los ojos asombrados de Matilde y Sofía testifican los
horrores de la revuelta y, desesperadas, caen en el remolino de la venganza que
crece como las llamas de los edificios. A pesar de sus carreras son avasalladas
por un pueblo enardecido en los desmanes de una tarde lluviosa, triste, llena
de espanto. Vivirán historias separadas mientras preguntas sin respuestas las sumergen
en el caos. Las ratas invaden la ciudad. En contrapunto, cuatro voces y tiempos
entrecruzados, la joven madre entregará a su hijo el manuscrito de un guión que
su padre ha dejado bajo el nombre de La
última tarde del caudillo. Una novela que indaga a profundidad el
pensamiento del líder asesinado y, desde lo cotidiano, el momento histórico que
habrá de desatar una guerra incontenible en Colombia.
“Es como cabalgar en un caballo desbocado que
corre por la cresta de la cordillera vadeando abismos ocultos por la bruma.
Otras veces es plácido como las aguas de un lago en tiempos de verano”.
Berta
Lucía Estrada Estrada, crítica literaria egresada de La Sorbona de París.
Jorge Eliécer Pardo © Mara 2018 |
La última tarde del caudillo
Gaitán en la vida colombiana
Ninguna víctima lleva
sombrero.
Una sensación de huir con
los manifestantes nos hace aligerar el paso.
Mi hermana Sofía suda.
No nos detenemos.
Corremos.
Jorge Eliécer Pardo
La manera como el pensamiento del líder Jorge Eliécer Gaitán influyó en la
vida cotidiana de los colombianos, en más de diez generaciones, es el núcleo
central de La última tarde del caudillo,
del escritor colombiano Jorge Eliécer Pardo.
La última tarde del caudillo es el cuarto libro de su saga denominada El Quinteto de la frágil memoria cuyos antecedentes se remontan a
su ópera prima, El jardín de las Weismann
de 1978, traducida al francés por Jacques Gilard, y con más de doce ediciones,
pasando por Irene y Seis hombres una mujer. La preocupación
de Pardo ha sido siempre el tratamiento de personajes inolvidables que han
tenido que vivir el fenómeno del conflicto armado del país. Por eso, afirma el
autor, su preocupación siempre ha sido la memoria histórica y, a pesar de ser
un romántico empedernido, le tocó contar la guerra.
Como es sabido esta saga la componen, El
pianista que llegó de Hamburgo, La
baronesa del circo Atayde y Trashumantes
de la guerra perdida, publicadas por Cangrejo Editores. Las novelas ya forman
parte del acerbo de textos que se convierten en obligatorios en universidades,
colegios y centros de estudios especializados. Críticos europeos,
norteamericanos y latinoamericanos se ocupan de su análisis y en Francia, Berta Lucía Estrada, egresada
de La Sorbona de París, a través de ensayos profundos,
da trascendencia a la obra de Pardo, afirmando que leer sus novelas “es como
cabalgar en un caballo desbocado que corre por la cresta de la cordillera
vadeando abismos ocultos por la bruma. Otras veces es plácido como las aguas de
un lago en tiempos de verano”. La combinación de los temas históricos con el
amor y el erotismo, en un lenguaje poético e intimista, dan al ambiente de ficción,
un tono de introspección mientras deambulamos por las páginas de sus libros.
Jorge Eliécer gastó más de quince años en la investigación de su Quinteto
que el año 2019 cerrará el ciclo.
La última tarde del
caudillo (Cangrejo Editores) se lanzó el lunes 9 de abril
de 2018 en el Gimnasio Moderno a las 6:30 PM. En el acto, leyeron fragmentos las
actrices Lucy Martínez, Marialeón y el periodista Alfonso Guaneme.
La
presentación estuvo a cargo de Berta Lucía Estrada, crítica literaria residente
en Francia.
Un
párrafo de la novedad literaria:
“El
viernes nueve quitan la luz eléctrica en la ciudad. En la oscuridad, los
francotiradores, menos certeros. El lamento de las sirenas y los quejidos de
los moribundos, cesan. En la quietud un ruido nuevo aparece, desaparece. Como
si rasgaran el pellejo de la tierra. Al rato rasguñaba paredes. No se atreven a
investigar qué pasa. Las calles, llenas de cadáveres frescos y heridos
agónicos, los atemoriza. A
las doce el extraño ruido es mayor. Matilde y Sofía, aún despiertas, captan los
gritos de los que mueren. No parecen lamentos de heridos por arma de fuego o
blanca, tampoco maldiciones de ebrios. Chillan como si les arrancaran la piel.
Los arañazos son las patas de las ratas que vienen por las sobras”. Jorge Eliécer Pardo.
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