10 de enero de 2023

Daniela Morales entrevista a Jorge Eliécer Pardo: "relatar sobre la memoria".

                                                     Relatar desde la memoria:

entrevista al escritor Jorge Eliécer Pardo Rodríguez

Daniela Morales

(Revista Ergoletrías, año 9, No. 9. 2022) 

Daniela Morales, Magister en pedagogía y mediaciones tecnológicas.

La memoria en la literatura también se puede concebir como un órgano, al nombrar lo olvidado le devolvemos su plasticidad. El escritor que aborda un episodio histórico de Colombia asume una actitud dialogada entre el pasado y el presente porque implica no solo la búsqueda bibliográfica. En las calles abundan microhistorias de humanidad y sobrevivencia en medio de un país que está marcado por un bucle de guerras y que se distan de cifras de sus distintos gobiernos.  

El escritor, periodista y docente universitario, Jorge Eliécer Pardo Rodríguez en su creación literaria apuesta por la memoria y la literatura. Sus personajes son retratados por rostros sencillos que cuentan el drama de vivir en un país donde el olvido mediático es el pan de cada día, como lo expresa Eduardo Galeano: “uno sobrevive en los demás: en la memoria y en los actos de los demás” (BBC para el mundo, 2009). El escritor que se enfrenta a la historia del país que habita siente como las huellas, los muros de casas viejas, las fotografías y los fantasmas invocan su nombre. El escritor al mirarse frente al espejo no ve su reflejo porque en él se asoman los rostros que piden ser nombrados. Él narra para devolver de un golpe lo que se olvida por el paso del tiempo, la existencia humana y la historia que se lleva sobre los hombros.

Jorge Eliécer Pardo Rodríguez nace en 1950 en el Líbano, Tolima. Obtiene su título de licenciando de español e inglés de la Universidad del Tolima y culmina estudios de doctorado en Literatura de la Universidad Javeriana. El quinteto de la frágil memoria está compuesto por las novelas El pianista que llegó de Hamburgo (2012, X Premio Nacional de Literatura Libros y Letras 2013), La baronesa del circo Atayde (2015), Trashumantes de la guerra perdida (2016), La última tarde del caudillo (2018) y Maritza la fugitiva (2018, Premio XVI Edición de la Bienal Internacional de Novela José Eustasio Rivera). Otras novelas del autor son: Seis hombres una mujer (1992), Irene (1986, traducida al francés), El jardín de las Hartmann (1978) o El jardín de las Weismann (1979, traducida al francés por Jacques Gilard). Esta última es publicada también en edición crítica por la Universidad del Tolima en 2013.  Entre sus libros de cuentos se encuentran: Las primeras palabras (1973, en coautoría con Carlos Orlando Pardo), La octava puerta (1985), Las pequeñas batallas (1997), Transeúntes del Siglo XX (2007), Cuentos-Antología personal (2014), y Los velos de la memoria (2014, con traducción al francés en 2016). “Sin nombres, sin rostros, ni rastros” (2008) ocupa el primer puesto en el Concurso de Cuento sobre Desaparición Forzada Sin Rastro, organizado por La Fundación Dos Mundos, el Instituto Pensar, la Pontificia Universidad Javeriana, la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas y la Defensoría del Pueblo.



Agradezco al escritor por su colaboración con la revista:

Daniela. ¿Por qué las páginas de sus obras se conectan con la memoria, la literatura y la historia de Colombia?

Jorge.

Aprendí que el escritor debe ser consecuente con su tiempo, es decir con la época en la que ha tenido que vivir. Siguiendo estos postulados, —planteados en el compromiso del autor con la sociedad, demarcados en los conceptos de Jean Paul Sartre y Albert Camus— desde joven entendí que mis circunstancias estarían ligadas con la historia personal y pública y que mis libros (sin un esquema preestablecido) navegarían dentro de la memoria y su reconstrucción literaria. Desde ese territorio insondable de la infancia los libros me poblaron hasta muy adentro e hicieron de mí un vehículo para abordar la memoria colectiva, contribuyendo a la reparación simbólica.

Daniela. Los personajes de sus obras evidencian una elaboración exhaustiva a partir de rasgos psicológicos, la existencia humana, el contexto social, político y económico, ¿también poseen elementos autobiográficos?

Jorge. Los autores que digan que su biografía está por fuera de su trabajo, mienten. La literatura se alimenta de lo visible y lo invisible de los seres humanos, por eso la poesía no puede alejarse del texto literario. No hay diferencia entre prosa y poesía, todos los géneros están subsumidos en la poesía o no sería literatura. Me arriesgué a escribir sobre la que llamaron “la violencia” de los años cincuenta (El jardín de las Weismann) en un momento en que las editoriales y el país querían, pasar la hoja, borrón y cuenta nueva, olvido total. La misma época en que la política hegemónica trató de dejar testimonios tergiversados de la historia. Así surgió la Nueva historia de Colombia y los autores que enfrentamos el tema como compromiso sabiendo que interesaba muy poco a la sociedad herida por la guerra. El gran reto: hacer una obra que no cayera en proselitismo político, en discursos demagógicos y posiciones partidistas. Así que la gran lección fue hacerlo desde lo humano, los conflictos interiores del amor, las relaciones sociales, las envidias, el ejercicio del poder y todos lo que conlleva a los comportamientos de las personas. Desde lo humano mostrar la sociedad atroz que hemos tenido que vivir.

Daniela. ¿Por qué la figura femenina es latente en sus obras?

Jorge. Amo y reivindico a las mujeres, desde siempre. La mayoría de mis personajes (en mis ocho novelas y varios libros de cuentos) han sido ellas. Por la trascendencia que han tenido, desde mi madre (ahora con noventa años) hasta las que han convivido en mi quehacer profesional, amoroso y vital. Soy, a la manera del siglo XXI, un romántico a ultranza. Pero las mujeres siempre serán referenciadas como grandes luchadoras y, sobre todo, como las más dolorosas víctimas de la guerra.

Daniela. ¿Qué recomienda a los jóvenes para no olvidar la historia del país que habitan?

Jorge. Ser joven implica un gran compromiso en tiempos de crisis. Deben buscar la lejana y casi utópica felicidad. Pero sabemos que en una sociedad inequitativa esta quimera es cada vez más remota. Por lo general, la historia, la política, los debates sociales, son aburridos para los jóvenes. Ahí el compromiso de padres y maestros de hacer que se interesen por el futuro de las nuevas generaciones. Para entender lo que podría ser ese futuro es imperioso conocer el pasado y el presente. La historia de un país no está en biografías de “héroes” o sucesos y fechas de acontecimientos, no, está en el debate de los hechos que han marcado el porqué somos como somos y en eso los educadores tienen gran compromiso. Para lograr que la discusión sea trascendente los maestros deben también prepararse para el reto de la nueva historia. La lectura es fundamental.

Daniela. El duelo inconcluso y la melancolía son dos aspectos marcados en los personajes del Quinteto de la Frágil Memoria ¿Por qué se percibe esa sensación de pérdida y tristeza profunda en sus personajes?

Jorge. Una sociedad fracasada produce seres igualmente fracasados que, a pesar de sus luchas personales y colectivas, terminan siendo víctimas. Mis personajes, por supuesto, no son un esquema de la tristeza o la alegría. Existe sí, como en todos los seres humanos, momentos que pasan por todos los estados de ánimo y percepción existenciales. El duelo, lo debe hacer la víctima y, en últimas, el lector como parte de una sociedad enferma, lo que los sociólogos llaman anomia. Pero como la guerra es el tema mayoritario en mi trabajo, ésta produce dolores profundos que bien se enmarcarían dentro de la melancolía. No somos una telenovela como nos han vendido los medios de comunicación.

Daniela. Los pasajes de sus novelas y el cuento “Sin nombres, sin rostros, ni rastros” hacen una lectura minuciosa de la geografía y la historia cultural de esas dos caras de Colombia (la rural y urbana) ¿cómo logra crear ese equilibrio entre las formas de vida y los dos paisajes de este país?

Jorge. La guerra y los victimarios ocupan toda la geografía de Colombia. Cuando escribí Los velos de la memoria, donde figura el cuento aludido, pasee por regiones y humillaciones, sobre todo de las mujeres colombianas. Cuánto dolor albergó mi corazón cuando escribí y documenté estas historias, cuánta desprotección a nuestro pueblo masacrado. Es cuando la palabra compasión (no desde la significación religiosa sino filosófica) tuvo relevancia, estar en los zapatos de las víctimas para sentir su dolor y entender lo duro que ha sido para las comunidades esta guerra desaforada y cruel, como todas las guerras.

Daniela. ¿Qué consejos les daría a los jóvenes escritores?

Jorge. La literatura no es un privilegio de pocos, no, todos podemos escribir cuentos, poemas, novelas, obras de teatro. Por eso los jóvenes deberían entender que estamos dotados de esa capacidad, que sólo debemos alimentar y enfrentar con pasión. Para ello se hace necesaria la lectura de otros compañeros de viaje, de otros autores que nos guíen por el camino del conocimiento de lo humano. Leer entonces es imperativo. No deben temer a las equivocaciones, los grandes escritores se equivocaron y lucharon mucho, con disciplina y dedicación, para lograr una buena obra. No buscar la fama, esa es una vanidad que entorpece el quehacer literario.

Daniela. Con su hermano Carlos Orlando Pardo han trabajado por años en recoger el trabajo de artistas, gestores del Tolima ¿cómo surgió Pijao Editores?

Jorge. Más que una empresa editorial es un proyecto cultural que este año (2022) cumple cincuenta años. Nace con la publicación del libro Las primeras palabras, cuentos escritos por mi hermano Carlos Orlando y yo. Sabíamos que la centralización de la cultura, desde entonces, en los círculos de Bogotá, bloqueaba nuevas voces regionales. Así han nacido muchas editoriales independientes de las grandes multinacionales, así han crecido las ediciones universitarias, y, de alguna forma, se ha desbloqueado un sector de la cultura de las regiones de Colombia. A pesar de que los mecanismos de distribución y circulación de los libros aún son un escollo no superado, existe una red de lectores (donde las redes sociales son claves) que hacen que los libros y textos lleguen a manos de quienes lo valorarán. Pijao Editores ha cumplido una labor que supera la edición de libros porque, sobre todo a través de las investigaciones de Carlos Orlando, dejan una impronta en lo que será, posiblemente, la historia viva de nuestra literatura por fuera de los cánones comerciales.

 

Bogotá, febrero14 de 2022   

 

 


 


  



 

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