15 de septiembre de 2013

LECTURAS COMPARTIDAS: Poesía para la memoria de Eugenia Muñoz

Eugenia Muñoz



El duelo empieza con la palabra. La literatura se hace palabra y la poesía sentimiento en la entraña misma de la palabra. Dolor, muerte, sacrificios, soledades y desdichas, esas las secuelas de la muerte. Y la palabra y la poesía se desarman con la fragilidad del amor puesto a prueba por los siglos de los siglos. La voz que viene con la cadencia de la palabra, a los oídos del viento y a los corazones de los vivos, víctimas o solidarios, poema herido, lacerado por ciertos hombres, guadañadores de la existencia.

El libro de poemas Vida ensombrecida es la voz poética que lanza su clamor, su canto lastimado por la injusticia, dolor recóndito de todos, lamento íntimo, preclaro. Hay en estos poemas lo que toda poesía reclama: sinceridad y fuerza, sentimiento y belleza. ¿Acaso el hombre podrá alguna vez dejar la estética del dolor?


Eugenia Muñoz hurga en la profunda carne, en el efímero espíritu, en los abnegados momentos de la tortura y la indefensión. ¿Cuánto dolor tenemos que pagar para que detengan la muerte? Esa pregunta que abre cuerpos y tritura esperanzas son respondidas por la poeta que viaja en el dolor y clama amor y justicia. La poeta llama, se conduele, testifica y suplica. El poema hace el duelo para empezar la primavera. Y el mundo sigue la guerra. Ahí están los versos sobre la violencia y contra la violencia. Los poemas de la vida.

Desolaciones y amores sin armas, aunque perdidos:


Serás el aire que pasa
sin que lo pueda ver
serás el recuerdo
de aquella tarde
de nuestro encuentro.

Poemas que tienen el tono de la romanza y el aleteo de Lorca o Miguel Hernández. Voz propia con música y sollozo.

Por los versos de este bello libro pasan los que fueron, los que dieron vida y amor, los ausentes revividos en la palabra, los amados desaparecidos. Aquí se teje y desteje la vida florecida, arrancada sin sentido. Convocación de almas trasparentes, súplica en medio de la nada. No es sólo una guerra, o esta guerra, o este acontecer bélico, es también el triste asesino que la sociedad engendró y cortó las alas al viento.
Y la palabra convoca los amores, los perdidos por la ausencia o los extraviados en la vida.


Como rosa quisiera ser
yo para ti.
Sin tus palabras duras,
sin tus gestos ausentes,
sin tus silencios
que me deshojan.

La palabra también despide los amores y rehace los recuerdos en las invocaciones de nuestros íntimos rincones.

Aquí hay poesía, dolor, sentimiento y lealtad. Hay que beber también en el vaso amargo porque también ahí está la belleza.

Jorge Eliécer Pardo

Escritor colombiano


Muestra de poemas



EL DOLOR DEL OTRO

Tanto me duele el dolor del Otro

que me muele el corazón aquí dentro
y sus lágrimas se convierten en mis lágrimas.
Cómo ansío que no lo hunda
el peso de su pena profunda
en la tortura de su desconsuelo.
Cómo anhelo atenuar el golpe ácido
del látigo de su amargura,
en esa hondura de su rostro.
Cómo desespero por tener la luz
que en su oscuridad lo guíe
hacia donde la felicidad sonríe.
Y tan solo puedo ofrecerle
este mi roto dolor que emana
de ese su humano dolor.


EL 11 DE SEPTIEMBRE

I. La tragedia

Como cualquier martes de trabajo
en las casas besos de despedidas, y “hasta luegos”.
Ruidos, coches, ascensores, pisos y pisos
hacia las alturas.
Primero un estruendo
fuego ensangrentado, humo negro.
Poco más tarde otro estruendo
Igual, gemelo, idéntico.
Horror, gritos, sirenas,
llamadas a casa en medio del negro caos:
“Estoy bien”, “te quiero”, “Ya voy para allá”.
Luego el descenso atroz
desde las alturas al infierno.
Igual, gemelo, idéntico.
Sepulturas de vidrios, hierros,
concreto, cosas y baldosas.
Y por entre una gigantesca, densa,
enceguecedora nube de juicio final
miles, miles, miles y miles
de blancas alas de palomas
volaron en el aire…


II. El silencio



Después cayó sólo el doloroso silencio


de “¡Los te quiero. Ya salgo para casa!”
Silencio de los rostros que no se volvieron a ver,
de los cuerpos que no se abrazaron otra vez,
de las pisadas que no se escucharon
llegar a casa una vez más.
El mudo silencio fue la única voz
de los seres queridos caídos
¡ese once de septiembre para siempre!



III. Al otro lado de la tragedia


Al otro lado de la tragedia

miles, miles, miles y miles
de seres queridos anonadados,
paralizados, con rostros llorosos
corazones en suspenso,
aferrados a la esperanza.
Corazones con las fotos al pecho
de su padre, su madre,
su esposo, su esposa,
su hermano, su hermana,
su hijo, su hija,
su novio, su novia,
su amigo, su amiga.
Al otro lado de la tragedia
ellos esperando, preguntando
sin descanso:“¿Alguien lo ha visto?”
“¿Alguien la ha visto?”
“¿Alguien sabe dónde está?”
“Por favor fíjense bien, esta es su foto.
Yo recibí su llamada. Sé que
está por ahí. Sé que tuvo tiempo
de escapar y está a salvo”
Pero lo que no sabían esos
miles, miles, miles y miles
de seres queridos era que
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sus esperanzas ya habían
sido sepultadas junto con
sus seres amados
en el mismo tiempo
¡sin sentido ni razón!




LA GUERRA CONTRA LOS NIŇOS


A los niños víctimas de las guerras

Señor:

He visto a los niños llorando y gritando
de dolor, angustia y desconcierto
por las heridas recibidas,
por el padre y la madre
arrancados de sus manitas.
He visto en rostros de niños huérfanos
la gravedad de la responsabilidad
de ser padre y madre
para sus hermanitos más pequeñitos,
¡Sin siquiera haber abandonado su crisálida!
He visto a los niños titiritando de terror,
arrinconados en oscuros subterráneos
ante el terrible zumbido de los aviones
que juegan a ser los mejores tiradores
de bombas encima de los niños.
He visto en los rostros de los niños
la mirada perdida en el vacío,
ausente de sus destellos de alegrías infantiles.
He visto en su mejilla empalidecida
la paralizada lágrima de un llanto inútil
que ya papá, ni mamá pueden consolar.
He visto a los niños sin juegos, ni risas,
sin sus muñequitos de peluche,
sin sus camitas tibias,
sin pan qué comer, ni agua para beber.
He visto, aún veo
¡la guerra contra los niños!
¿Hasta cuando, Señor veremos
las guerras que inventan
los poderosos y desalmados
en los juegos de sus egos?
¿Hasta cuándo Señor?


GOLPES PARA OLVIDAR

Al maestro Vallejo

Vivimos queriendo
olvidar esos golpes
que pocas o muchas veces
otros hermanos de condición
humana nos dan.
Esos golpes
que siempre llegan
sin avisar antes,
in-sospechadamente,
sin que podamos esquivarlos,
ni mucho menos impedirlos.
Unas veces esos golpes
mimetizados con las sombras
nos infringen a espaldas
sus escalofriantes estocadas.
Otras veces esos golpes
como rocas irrumpen
de frente al rostro
sin tregua ni compasión.
Esos golpes rojos,
negros, violáceos y azules
al piso nos lanzan
como cosas de barro,
dejándonos astillados e irreparables.
Esos golpes profundos
que penetran hasta el alma,
ahí en el piso nos dejan
-quién sabe por cuánto tiempo tumbados,
de dolor sonámbulos,
tartamudeando:
¿Por qué? ¡hermano!


FOTOS DE HIJOS MUERTOS


Por los hijos muertos en guerras

Da tanta pena

tanta pero tanta pena
ver a las madres aferradas
¡a la foto de un hijo muerto!
Esas pobres madres
con los brazos vacíos
para abrazar a su hijo
con los oídos vacíos
de la voz que las llamaba:
“mamá”
Esas pobres madres
con los labios mudos
para responderle:
“hijo mío”
Qué pena, qué inmensa pena
ver esos dedos temblorosos,
el corazón dolorido desgajándose
acariciando y acariciando
el rostro de una foto
que ya no les puede hablar ni sonreír
más allá de ese instante
del pasado muerto
eternizado en esa foto.
Esa foto de frío cristal
guardando intacta e inerte
la imagen del hijo
sin que la mano amante se alce
para bendecir y proteger
de todo mal y peligro
al hijo que ya nunca más
volverá a casa.
Esa foto es lo único del hijo
sacrificado, enviado a morir
por mandato de otros
¡por las razones que sólo a ellos
se les ocurre construir

para destruir!



UNA MADRE SIN SU HIJA

A las madres de Juárez

Soy una madre
sin su hija.
Soy una madre
despojada de mi hija.
Soy una madre
con una hija
arrancada del jardín de mi corazón.
Mi hija en florecida primavera
colorida, bonita,
llena de ilusiones-pétalos,
fragante, suave,
amorosa, llena de risas,
gracia y encantos.
Soy una madre
llena de tristezas,
lágrimas y oscuridades
sin mi hija
mi amiga, mi compañía,
mi esperanza, mi orgullo,
mi luz, mi amor.
Soy una madre
con labios mudos
para llamar a mi hija,
con oídos sordos
para oír la música
de sus palabras,
con ojos ciegos
para ver las chispas
de vida en sus ojos.
Soy una madre
vaciada, mutilada,
naufragada en el dolor
de vivir sin mi hija
¡brutalmente, violentamente
arrancada del jardín de mi corazón!


AMOR AUSENTE

Llegaré al espacio que habitaste

respiraré tu mismo aire,
recorreré tus mismas calles
veré las cosas que miraste
imaginaré tu rincón,
hablaré con los tuyos...
Pero tú ya no estarás.
Serás el aire que pasa
sin que lo pueda ver
serás el recuerdo de aquella tarde
de nuestro último Encuentro.
Serás la ausencia llenándome.
Ahora estás sin ver,
sin oír estos mis pensamientos
resistiéndose a creer
lo que no vieron mis ojos.
Estás ahí silente, quieto,
serenamente durmiendo.
Y yo iré a ese prado verde
engalanado de flores
y tendré que leer la realidad
de tu nombre diciendo
que estás ahí ¡para siempre!



REFLEXIONES SOBRE LA VIDA Y LA MUERTE

Vivimos con una voluntad de fluir adonde queramos,
de sembrar adonde creemos vale la pena fructificar.
Vivimos con una mente para fluir
entre el pasado y el futuro según nos plazca.
Vivimos tejiendo coloridas piezas
de felicidades, esperanzas y anhelos.
Vivimos sin saber
¿CUANDO, COMO, POR QUE?
arribamos al inevitable destino final.
Dejando atrás nuestras memorias,
nuestros anhelos, nuestras expectativas.
Partiendo sin nada.
Solo los frutos de nuestras acciones
permanecerán después de nuestra partida
                                        -para siempre-





CARTA DEL PRINCIPIO AL FIN
Te leo. Me leo.
Pienso. Reflexiono.
Voy y vuelvo
por entre el tiempo
del principio
buscando el fin.
Voy des-andando mis pasos
des-haciendo los hilos
borrando el camino
para llegar al principio.
Digo las mismas palabras del principio
porque soy lo que soy.
Pero significo con ellas el fin
de lo que no eres tú.
Llego al origen
punto del principio y el fin
de mi inocencia y existencia
del paraíso de yo sin ti.
y de ti sin mí.
Principio y fin
del mismo punto de partida.
¡Adelante! ¡La búsqueda comienza
otra vez¡ ¡la esperanza no termina!



COMO ROSA

Como rosa eres tú para mí
cuando te hablo
o te contemplo.
No hay palabra dura,
no hay gesto ausente
ni roce que te dañe.
Como rosa quisiera ser
yo para ti.
Sin tus palabras duras,
sin tus gestos ausentes,
sin tus silencios
que me deshojan.





Eugenia Muñoz Molano
Profesora de Virginia. Commonwealth University en Richmond, Virginia,
USA. Actualmente es la Coordinadora del Programa de Español y Directora del Programa para extranjeros en Cuernavaca, México.
Sus publicaciones sobre crítica literaria comprenden un libro titulado Novelización y parodia
en cuatro autores colombianos y numerosos artículos críticos publicados tanto nacional como internacionalmente. Además de este libro Vida ensombrecida, hapublicado otros libros de poemas: Voces y Razones.Bogotá: Editorial Pijao, Bogotá. Ser de mujer. Madrid, Ediciones Torremozas y ha grabado en CD La vida en Poemas en Nomega Estudios en Richmond, Virginia.
También ha publicado poemas en antologías como Amarga hiel, Editorial Centro de estudios poéticos, Madrid, en Argentina en Versos y en Prosa, Ed. Raíz Alternativa, Argentina, en Antología de Poesía y Narrativa Hispanoamericana. Madrid, Editorial Lord Byron, The Luminiscent. Editorial International
Library of Poetry, Maryland, Watemark Press, en Raíces Latinas. Narradores y poetas inmigrantes en Perú. En la revista Sinalefa, New York y en la red como www.mujeresdejuarez.org/3poemasemunoz.htm/ , http:// Vbdosa.com/index.htm
La editorial Pearson de USA publicó su libro de enseñanza: Lectura de textos. Interpretación y análisis. Narrativa, poesía, drama y ensayo. Su nuevo libro de poesía Inmigraciones y Reflexiones, será publicado próximamente en México.
El poemario Vida ensombrecida ha nacido del profundo dolor de ver los límites extremos de la ciega e insensible capacidad de los seres humanos de cometer actos de violencia sin razón humana que los pueda justificar. Dolor que se identifica con las víctimas inocentes y la impotencia, indignación y desolación de sus seres queridos que claman justicia. Una vida
también ensombrecida ante las ausencias, distancias y silencios de amores perdidos, no correspondidos o nunca encontrados.
Este poemario sale a la luz con la esperanza de que la recreación y
descripción poética de tanto dolor humano, ayude a alumbrar la vida
ensombrecida.











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