27 de abril de 2010

INVITADO: Gustavo A Reyes: El pintor Filomeno Hernández


de Filomeno Hernández
Por: Gustavo Adolfo Reyes

Hace ya años que el pintor y escultor huilense Filomeno Hernández no exponía en Colombia. Afincado desde hace décadas en Friburgo, Suiza, Hernández es uno de tantos artistas expatriados que pese a su importancia artística son casi desconocidos en nuestro país, como Arturo de Narváez o Alfonso Días, para citar apenas dos casos semejantes.

En medianos y pequeños formatos, las treinta y nueve obras expuestas, (algunas recientes y otras realizadas hace cerca de una década en técnicas mixtas, óleo y dibujo) vuelven a ponernos en contacto con ese mundo sensual, exquisito, sorprendente y devastador, en el que el artista se mueve con la firmeza de quien no puede escapar a su propia naturaleza.

Lo más llamativo de estas obras consiste en que las diferencias entre unas y otras no se dan por evolución sino por técnica. Para ponerlo de otra manera, no importa a qué época correspondan esas obras, entre el dibujo de Hernández a su pintura hay un sorprendente salto temático, estético y espiritual.
Mientras los pinceles producen cielos enervados, volcanes en venenosa actividad, edificios que se yerguen en soledades marcianas, árboles cruelmente astillados o bodegones mentales, los dibujos del maestro de Suaza son de una exquisita prolijidad barroca, utilizada para trasmutar una máquina de coser en organismo erótico. Una ametralladora puede ser, por qué no, como en las paradojas de Magritte, todo menos una ametralladora. Un cuchillo en manos de Hernández es un pretexto para demostrar que la estética no es otra cosa que un camaleón de la forma.

El pintor es figurativo, las pinceladas azules, naranjas y blancas de sus cuadros hablan de aridez, de lugares desolados por bombardeos neutrónicos que solo dejan en pie extrañas edificaciones. En ellas el futuro es cosa del pasado. Algo nos dice que es mejor no aventurarse en esas regiones en las que ni siquiera el grito tiene cabida.

El dibujante es abstracto, y en su rastro de grafito inevitablemente el espectador es arrastrado hacia la fascinación. Trazo a trazo Hernández va atrapándolo en su exquisita sensualidad. Hasta en los números, tan fríos de por sí, hay vida palpitante. Uno quisiera recorrer, palpar esas formas talladas en el aire.

Una muestra como esta deja un extraño sabor agridulce. Se tiene el pálpito de que la imaginación supera la ficción, y surge el súbito deseo de poseer uno de esos cuadros, no solo por el placer de contemplarlo en soledad sino como guía en caso de que la tierra llegara a salirse de su eje.

Como sea, con absoluta seguridad no existen dos creadores como Filomeno Hernández, lo cual es razón más que suficiente para ir a verlo siempre que exponga, sobre todo si uno cree que el arte debe ser una experiencia irrepetible.
JAIME RUIZ dijo...

Gracias a Gustavo y a Pardo por el artículo sobre el maestro Filomeno Hernandez, les cuento a los lectores y escritores que acceden a este blog que luego de la visita a Colombia del pintor el pasado abril en Suiza ha realizado tres muestras colectivas en donde ha logrado deleitar a los visitantes con sus obras.Esperamos su visita a principios del 2.011 fecha para la cual realizaremos una nueva exposición y momentos de encuentros con sus amigos y admiradores.
Jaime Ruiz M.
Representante en Colombia
3114712393

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