Poeta de lo sórdido
Por Jorge Eliécer Pardo
María del Rosario Laverde. Foto de JEP, 2012 |
Caza de Libros publicó la segunda edición de mi novela Seis hombres una mujer que hiciera
Grijalbo Mondadori en 1992. Le pedí a un amigo una foto que representara la secreta
vida de una mujer de los ochenta, independiente y erótica. Me mandó varias pero
escogí una, que mira tras la persiana, con pulseras y manos largas. No tenía el
rostro visible pero sus ademanes le daban vida y secreta intimidad. Los
primeros comentarios de los editores y lectores fue imaginar la modelo, pero
nadie sabía de quién se trataba y la discreción del fotógrafo no permitía el
tema.
Mi libro apareció en la Feria del Libro de 2012. Sentado en
uno de los cafés se me acercó una mujer alta, espigada y amorosa para contarme
que era la modelo de mi portada y que alguna vez hablamos en sus tiempos en
Ibagué. (Tiene un hermoso e inteligente hijo con un tolimense). Era la poeta
María del Rosario Laverde. Me dijo que le dolía el alma y creía y creo que era
verdad. Creo que aún le duele. Miré sus dedos, su pelo y si, era la de mi
portada, la de Seis hombres una mujer.
Quizá su historia no tocaba los bordes de la mía pero algo tenía que ver.
Fue así como iniciamos una amistad y cientos de
complicidades. Me entregó Condición de
forastera, de la colección viernes de poesía de la Universidad Nacional de
Colombia, el número 77, publicado en el 2010. Incluida en la lista de notables
poetas como Piedad Bonnett, Antonio Correa, Harold Alvarado, Luz Mary Giraldo,
Eugenia Sánchez, Juan Manuel Roca, Noé Jitrik, Henry Luque, Jota Mario
Arbeláez, Fernando Linero… la lista continúa.
Condición de forastera
está dividida en cinco partes, tres con nombre de ciudades (Bogotá, Ibagué
y Nueva York) y dos que anuncian selecciones: Del libro Hoja debida y del Libro Las
máscaras son necesarias.
Lo que más me interesa de esta poeta es su visión de mundo,
a veces irredento y siempre complejo. Desenfadada y sin artificios. He dicho
que la poesía colombiana está llena de artificios, de versificadores que en
nada aportan a esa función elemental de la poesía: llegar al alma humana,
entiéndase alma como el arrobamiento que produce la estética en cualquiera de sus
manifestaciones. Hace reflexionar desde la desfachatez que conlleva el diario
respirar.
…algunos días siento
deseos de vivir/pero me las aguanto.
Poesía urbana, de ciudades grandes y medianas, de tristezas
contenidas y desbordadas.
…a veces me pregunto
si vale la pena habitarte.
Abandonar la ciudad es como dejar los amores, aquellos que
nos dejaron huella y cicatrices…
…seremos felices ella
y yo/cada una por su lado.
La voz de María del Rosario Laverde es auténtica, por eso
habla en femenino, no por ser poesía feminista sino porque es la voz de ella,
no escondida en el neutro de tantas poetas colombianas.
Condición de forastera
son versos sin pretensiones, como debe ser la poesía verdadera, la literatura
sincera, casi personal. Es en su segundo libro, publicado en la Colección
Lengua de Camaleón de México en junio de 2012, de la Universidad de Sonora, Mujer transparente, donde veo una poeta
de dimensiones poco frecuentes.
Su voz poética-narrativa nos asusta en el buen
sentido de la palabra. Nos detiene, nos resbala, nos lacera, nos divierte con
sarcasmo. Lo leí poco a poco, unas veces en mi balcón, otras en el baño, otras
en el café Valdés, otras en mi cama y, siempre, me dejó en silencio. Es un
libro corto para tantos lugares. Pero no hay libros cortos, hay libros
interesantes que merecen varias lecturas, más aún cuando son de personas que
conocemos y que uno mira después para saber si su palabra sigue siendo veraz,
sin artilugios.
¿Usted se ha puesto una máscara? Yo sí. María del Rosario también.
La máscara que me he puesto hoy
no me queda
aunque el vendedor aseguró que era de mi talla
no me siento a gusto con esta sonrisa
y mis ojos se ven demasiado verdaderos
me temo que compré un producto defectuoso
o en el peor de los casos –usado-
seguro perteneció a alguien
acostumbrado a las máscaras por vanidad
y no por necesidad como yo
que me veo obligada a esconder
el rostro de mi frustración
esperando descubrir algún día
en el espejo
uno que sí pueda mostrar
antes del momento final…
Fue tanto mi entusiasmo que la noche del festejo a mi Pianista que llegó de Hamburgo, en la
sala de mi apartamento, le pedí que leyera unos textos a mis amigos, entre
ellos, Sebastián Ospina, Ángela Vargas, actores y varios periodistas, pintores
y músicos.
Maria del Rosario Laverde y Jorge Eliécer Pardo, 2012 |
Causó la misma sensación. Ospina se atrevió a decir que le recordaba
al buen Bukowski y otros pidieron otro poema-relato hasta cuando nos quedamos
en silencio porque no quisimos ahondar en la vida de ella que era como meter el
dedo en la herida de la vida de todos. Valiente y sin ambages nos hace saber
que las intimidades son siempre ese lugar que nos permite la poesía cuando
solitarios nos damos a nuestras perversiones y laceraciones.
María del Rosario con el actor Sebastián Ospina, 2012. Foto JEP |
Estos algunos de los poemas y poemas-relatos de María del
Rosario Laverde, a quien auguro el mejor de los futuros.
Hogar dulce hogar
Los hogares se parecen a su dueño como los perros,
al mío le hace falta el silencio de tu presencia y
le sobra el silencio de la avenida que está en frente
carece de un sofá donde acomodar a los invitados
que por cierto jamás vienen
las cortinas apenas oscurecen levemente la noche
y los relámpagos de los carros apurados enceguecen mi insomnio
los platos de la cocina esperan que me compadezca de ellos algún día
los libros, aunque son muchos siempre termino leyendo los mismos
no sé cómo volver a hacer habitable este lugar en el que ya no estás
y en el que ya tampoco estoy
opto por dormir en otra casa una temporada a ver si extraño mi sitio
y vuelvo a pertenecer.
Ideación suicida
No es la primera vez que contemplo el suicidio, pero de
pensar en el escándalo bochornoso que haría mi madre en mi entierro, siento
vergüenza y no soy capaz de hacer pasar a los asistentes por la incómoda
situación de oír cómo la vida de ella es tan desgraciada que hasta yo se la
desgracio muriéndome. No me ha quedado más alternativa que seguir viviendo solo
por la maldita culpa que me produce la posibilidad de morirme cuando yo
quiera. Hace unos años, cuando le dijeron que su cáncer estaba tan avanzado
que solo viviría unos meses, yo celebré en mi interior porque al fin
podría morirme en paz, pero no, no pude, a ella le dio por recuperarse y
mantenerme con vida. A veces de manera descuidada dejo la ventana
de su habitación abierta durante la noche, esperando que pesque una neumonía
pero no ha funcionado, si sufre un leve dolor de cabeza espero que sea un
derrame pero se alivia pronto, he querido empujarla accidentalmente por las
escaleras pero no he tenido valor, creo que su salud y su suerte acabarán
conmigo antes que yo.
Jirafa
A veces me despierto convertida en una jirafa. Me muevo como
una jirafa, pienso como una jirafa y hablo el lenguaje de las jirafas.
Solo un hombre me reconoce como una jirafa, solo él admira mi largo cuello y
comprende mis sentimientos de jirafa. Hace tiempo no lo hace, por eso, hace
tiempo no me siento jirafa y eso me entristece. Quisiera ser a toda
hora una jirafa para no padecer tantos cambios de piel.
Carta abierta a mi abuela
Hiciste todo lo posible para que mis hermanos y yo no
padeciéramos la ausencia de mi papá. El primer televisor a color del barrio, la
bicicleta más moderna marcada con una placa con mi nombre en la parte de atrás,
recuerdo que era amarilla, un afiche de John Travolta que ocupaba toda mi
puerta, uno de Rick Springfield para la pared, paseos, dulces de mora, gomas de
dulce, películas, libros, risas, todo. No te faltó nada por hacer para que nos
sintiéramos mejor con la vida a pesar de habernos quedado huérfanos tan
temprano. Incluso me acompañaste en la clínica mientras esperaba la casi segura
muerte de mi hijo. Me llevaste un rosario para que rezáramos juntas, seguro ya
no lo recuerdas. Como tantas cosas que has olvidado y nosotros no.
Dormir en tu casa era una fiesta y tener el privilegio de
dormir a tu lado en el espacio vacío dejado por el abuelo lo era más, lugar
peleado entre todos los nietos y ganado tantas veces por cada uno. Te recuerdo
entre las cobijas con tus lentes puestos leyendo el periódico El Tiempo, desde
la primera línea hasta la última, para después de terminar esta tarea, empezar
el día con el mismo entusiasmo de siempre.
Nunca te vimos de mal genio, ni triste, incluso cuando papá
murió pensaste primero en nosotros , sus hijos, que en ti, su mamá.
Cuando era niña y aún creía en el alivio de los rezos le
pedía a Dios que yo estuviera en el lugar más apartado del planeta el día que
alguna de mis abuelas faltara, cuando murió mi otra abuela mi rezo fue
escuchado y no estuve cerca para ver su agonía. Ahora que soy adulta y estoy
cerca de tu vejez recuerdo ese rezo y quisiera encontrar una razón, que no
tengo, para estar lejos de aquí y quedarme con el recuerdo de la que fuiste, no
de la que se está yendo.
Hace unos años te escribí un poema donde lamentaba lo
ausente que estabas como consecuencia de tu vejez y cómo ya habías dejado de
reconocernos, ha pasado mucho tiempo desde ese poema y todavía sigues aquí. La
familia se ha ido desmoronando por muertes, viajes o discrepancias que todos
lamentamos. Tienes que saber que hiciste una gran tarea, tienes diez nietos,
doce bisnietos, enterraste a dos de tus hijos y quienes quedamos cerca al igual
que los que ya no están te amamos y quisiéramos seguir cobijados por tu amor
para siempre pero la vida no es así. Nadie vive eternamente y tú debes irte ya a
descansar. Abuela, si quieres irte, vete ya, podemos sin ti, tenemos que poder,
tengo que poder. Por mi parte, no quiero ver más esa mirada inexpresiva que ya
no me habla, no quiero tus quejidos, no quiero quedarme sin lo único que me
queda de mi papá, pero quiero tu descanso por encima de mi necesidad.
María del Rosario Laverde, nació en Bogotá. Estudió
literatura en la Universidad Nacional. Perteneció al taller de escritores de la
Universidad Central. Dirigió la biblioteca del Centro de Emergencia Sicosocial
del Hospital del Sur; institución encargada de acoger niños en estado de
vulnerabilidad. Realizó talleres de escritura con los niños y algunos
funcionarios del hospital. Actualmente corrige la edición impresa de la revista
Semana y ocasionalmente hace
colaboraciones para semana.com y el semanario
Identidad
en Tijuana.
Libros y antologías:
Mujer Transparente,
Selección de cuentos cortos, Universidad de Sonora, México 2012
Las voces de las
mariposas, Antología de Poesía, México 2011
Paisajes Interiores,
Antología de Poesía, México 2010
Condición de Forastera,
Poesía, Universidad Nacional, Colombia 2010
Soledad Rengifo,
Antología de Poesía, Secretaría de Cultura, Ibagué 2010
Diversas publicaciones en revistas y periódicos de Colombia,
Venezuela, Perú y México.
Invitada en:
Encuentro de Poesía “Mujeres en el país de las nubes” Oaxaca
2010 y 2011
Feria del Libro de Tijuana, Junio 2012
Taller Roma, Ensenada, Junio 2012
Horas de Junio, Sonora , Junio 2012
México
Me siento muy orgullosa de todo estos logros de mi prima. LMR
Hace tiempo nos topamos más de una vez, tú lo olvidaste, yo no, este año cuando todos los vacíos se juntaron y no hubo forma de llenarlos, apareciste de nuevo, esta vez para ser mi lector y mi parcero, este texto no solo da cuenta de una lectura generosa sino de una lectura hecha a profundidad.
Siempre he disfrutado mucho de la literatura. Me encanta conocer a nuevos autores y poder leerlos. Disfruto quedarme en los apartamentos en rosario y leyendo distintas novelas
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